A decir de diversos análisis a nivel global, la ventana de oportunidad para el desarrollo de la tecnología de almacenamiento de electricidad mediante litio será breve, de un máximo de 25 años. De ahí que el Estado mexicano, que ahora cuenta con una Ley Minera que le otorga la exclusividad en la explotación de este material, deberá acelerar su exploración y eventual desarrollo comercial.
El litio, por su capacidad de conducción electroquímica, acumula grandes cantidades de energía en espacios y pesos reducidos. Tal es el caso de los dispositivos digitales y, desde hace una década, del sector automotriz a energía eléctrica.
En un mercado que para el 2030 alcanzará un valor de por lo menos 250,000 millones de euros, como plantea la investigación «Baterías Sustentables para el Futuro» de la iniciativa europea Battery2030+, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima el desarrollo de las baterías de litio en cuatro etapas: consolidación de las baterías actuales hasta el año 2025; penetración de la nueva generación de baterías híbridas, por ejemplo, combinando el actual ion-litio con nuevas tecnologías recargables y combinaciones con otros elementos; desarrollo del litio avanzado, en que se pasará de la forma actual a uso más eficiente de litio, en forma de electrolitos sólidos, y finalmente, la fase de almacenamiento de energía más allá del litio, que con los acelerados avances en esta materia llegará antes del 2050.
En tanto, según el centro Estadístico Geológico de Estados Unidos (USGS, por su sigla en inglés) México se ubica en el décimo lugar de entre 23 países con reservas por certificar de litio, con lo que posee casi 2% de este material en exploración.
En el mundo, el litio se produce a partir de dos tipos principales de depósitos diferentes: salmueras y roca dura, aunque se contiene también en minas de arcilla. Para la extracción, se obtiene mediante técnicas de minería convencional por lo que el cambio legal obedeció a que hasta el conocimiento obtenido hasta ahora se encuentra principalmente contenido en arcillas, lo que provoca que su procesamiento sea más tardado y costoso, mientras que su etapa de exploración de un proyecto de litio tarda hasta 20 años antes del desarrollo.
Según el presidente Andrés Manuel López Obrador, el gobierno mexicano creará una empresa del Estado para el desarrollo del litio, para lo cual se otorgarán concesiones especiales que en todo momento tendrán la supervisión y participación del Estado.
Sin embargo, se prevé complicado que el gasto federal tenga la capacidad de absorber esta actividad sin inversión privada, ya que las empresas mineras dedican al año 10,400 millones de pesos en la exploración de sus minerales rumbo a la etapa de explotación de los proyectos en México. El Estado mexicano cuenta con un presupuesto que representa sólo el 10% de este monto para el 2022, según la Cámara Minera de México.
Jesús Carrillo, director de Economía Sostenible en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), recordó que el año pasado, la entonces titular de Economía, Graciela Márquez, enfrió las altas expectativas sobre los yacimientos de litio en México al aseverar que en el país hay reservas, pero no está el segundo yacimiento más grande del planeta.
“¿Puede cambiar eso? Sí. También puede ser que las baterías de sodio, magnesio o hierro avancen rápido y veamos al litio dejado atrás muy pronto, porque éste requiere más agua para producirse”, aseguró el analista en su cuenta de Twitter, “esto no es 1939 y el litio difícilmente será el energético que reemplace al petróleo”.
Además, explicó que además de que no se produce un solo kilogramo de este mineral en el país, el hallazgo de Bacadéhuachi, en Sonora, que es el más grande que ha ocurrido en el país, está en arcillas y se requiere de minería a cielo abierto para su desarrollo, mientras que todavía no hay una tecnología viable para su explotación.