Se marcha uno de los mejores futbolistas de la historia, para muchos el mejor por su condición de pionero, goleador y estrella de los Mundiales. Edson Arantes do Nascimento, Pelé, falleció a los 82 de edad, debido a una insuficiencia respiratoria derivada de su delicado estado de salud. Se apaga así la luz del ariete que batió todos los récords de precocidad en el Mundial de Suecia 1958, con apenas 17 años, incluyendo un título al que se añadirían los de 1962 y 1970, convirtiéndole en el más laureado de la historia de los campeonatos del mundo. Además, entre muchos otros logros, anotó más de 1.000 goles a lo largo de su extensa carrera deportiva, donde se le recordará, por ser el impulsor del ‘jogo bonito’ que aún hoy marca a los jugadores brasileños más destacados.
La figura de Pelé se eleva, futbolística y deportivamente hablando, a lo más alto de la historia. La suya fue una historia marcada por lo extraordinario y lo innovador, en un jugador que fue capaz, seguramente por primera vez en esos niveles, de hacer el fútbol más bonito sin que perdiera un ápice de efectividad. Pelé era un jugador cuyo estilo sería copiado y que, con modificaciones lógicas por el paso de los años, continúa en la actualidad representado en talentos brasileños de la talla de Neymar o Vinicius Junior. Eléctrico, creativo y goleador, lo suyo era el ‘jogo bonito’, término con el que se sigue bautizando a cada generación de Brasil en un torneo grande.
El Mundial de Suecia 1958 fue un cambio para Pelé y también para el fútbol mundial. Un imberbe jugador con un desparpajo que, unido a su talento, no daba opción a sus rivales de quitarle el balón. Además, tenía gol, mucho gol, tanto como para convertirse en el anotador más joven de la historia de un Mundial –récord que aún mantiene– y anotador de un doblete en la final que le consagraba como mejor jugador del torneo.
Pelé era el mejor y en una época en la que no era sencillo que los extranjeros emigraran a grandes equipos europeos, también lo fue en su país. Con la camiseta del Santos anotó infinidad de goles y martirizó rivales año a año, aunque por lo que se le recuerda verdaderamente fue por sus gestas con Brasil. Pelé conquistó como líder el Mundial de 1958, y haría lo propio en dos de sus tres participaciones restantes en la cita más deseada. En 1962 repitió título, aunque con sensaciones contrapuestas. Actuación estelar con gol en el primer partido, pero una lesión en el segundo que le apartó del torneo, aunque no a Brasil de la victoria.