El lugar, descrito por Zambada, posee una gran palapa, alberca y espacios destinados para la convivencia, características comunes entre las fincas en Culiacán

En las afueras de Culiacán, en la comunidad de Huertos del Pedregal, se encuentra la finca San Julián, un lugar que, a simple vista, parece un paraíso tropical, pero que ahora está envuelto en una historia de traición, tensión y muerte. Este rancho fue uno de los últimos sitios donde Ismael «El Mayo» Zambada estuvo antes de ser llevado contra su voluntad a los Estados Unidos, donde actualmente se encuentra recluido en una cárcel en El Paso, Texas.

El pasado 10 de agosto, el abogado de Zambada publicó una carta en la que se revelaron detalles cruciales sobre los últimos momentos de «El Mayo» en Sinaloa. En este documento, Zambada narra los acontecimientos que desembocaron en la traición de su ahijado y en el ataque que le quitó la vida al diputado electo Héctor Melesio Cuén Ojeda, un nombre que resonó en todo México debido a su violento desenlace.

«El 25 de julio, fui al rancho y centro de eventos llamado Huertos del Pedregal, en las afueras de Culiacán, donde iba a tener lugar la reunión», se lee en la carta de El Mayo.

El lugar, descrito por Zambada, posee una gran palapa, alberca y espacios destinados para la convivencia, características comunes entre las fincas en Culiacán, pero que ahora adquieren un matiz sombrío. Según el relato, el ambiente de ese día estaba cargado de una falsa sensación de seguridad. «Vi a un gran número de hombres armados con uniformes militares verdes, que supuse eran pistoleros de Joaquín Guzmán y sus hermanos», continúa el testimonio.

La reunión, que en un principio parecía ser un encuentro de rutina, pronto reveló su verdadera naturaleza. «Les saludé brevemente antes de entrar a una sala en la que había una mesa llena de fruta. Vi a Joaquín Guzmán López, a quien conozco desde que era un niño, y me hizo un gesto para que lo siguiera. Confiado en la naturaleza de la reunión y en las personas implicadas, le seguí sin dudarlo», relata «El Mayo» en su carta.

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A poco más de un mes de estos hechos, la propiedad permanece en una inquietante calma, una quietud que contrasta con la historia que sus paredes han presenciado. La finca San Julián, en Huertos del Pedregal, se encuentra a solo unos kilómetros de la carretera que lleva a la sindicatura de Culiacancito, un lugar que ahora es recordado no por sus áreas recreativas, sino por ser el escenario de una traición que ha sacudido al crimen organizado en México.

A 15 kilómetros del lugar, una rústica pista en el Campo Berlín, en Navolato, es testigo silencioso del último vuelo, hasta ahora, de «El Mayo» en tierra mexicana.

En su más reciente comunicado, la Fiscalía General de la República reveló que la versión inicial presentada por la Fiscalía General de Sinaloa sobre el asalto y ataque contra Héctor Melesio Cuén Ojeda, ocurrido en una gasolinera en las afueras de Culiacán la noche del 25 de julio, no es «aceptable» y carece de pruebas suficientes para sostenerla. Como resultado, toda la investigación se centra ahora en este punto.